Nos inquieta la soledad, pero no la esperamos cuando llega. Siempre nos coge desprevenidos aunque deberíamos saber que ha de llegar.
Bienvenidos seran, los sueños de esperanza, de buenaventura, de futuro benevolente.
Pero todo acaba, toda puerta abierta algún día estuvo y volverá a estar cerrada.
Nos complace que nos quieran, pero el amor es el cuchillo con el que armamos a nuestros contemporáneos.
1 comentarios:
yo creo que debemos aprender a querer.
la mayoría de dolores de lo querido es, a mí entender, provocado por una forma incorrecta de ese querer.
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