jueves, 30 de octubre de 2008

Caricias


Roces sensuales que nos excitan los sentidos, calcinando todo lo que no está vivo sobre nuestra piel desnuda.
Caricias del Sol que como el agua nos mojan de luz, los leves destellos que significan todo, y no significan nada.
Aburrida saciedad que me inunda, pienso despejarte tan rápido que sólo sabrás que te alejas cuando sea tarde para agarrarte. Trágame entero mientras puedas, o teme las consecuencias de tu larga posesión.

lunes, 27 de octubre de 2008

Vacios


Llenas de energía las personas amenazan la solitud del anochecer.
No respetan nada, no temen a la oscuridad, ni a lo desconocido. No se sienten amenazados por lo que no pueden ver.
No son más que ignorantes, y solo pueden ignorar lo que les aguarda a la hora calma.
El vacío es el espacio, y el espacio lo es todo.
El contacto no existe, la soledad es solo la certeza de lo que nos rodea.

jueves, 23 de octubre de 2008

Cavidades


Los oscuros pasajes de un profundo tunel excavado con paciencia por infinitas manos, tratando de conquistar la sensación de haber llegado, o haber fracasado intentándolo.
A menudo me recuerdan al día en que nos conoceremos

martes, 14 de octubre de 2008

Senderos de este infierno

Caminando entre sombras cualquier rayo de luz da esperanza.
Asimilando la oscuridad, cuando nada esperas que no sea desesperación, los tenues destellos de un alma atormentada, aún cayendo en la oscuridad, me iluminaron lo suficiente para salvarme a mi mismo, rescatando también al pobre diablo que caía.

miércoles, 8 de octubre de 2008

Aquellas pequeñas cosas


Nos sorprenden, a menudo, las chispas de sentimiento que genera el encuentro de lo que, para nosotros, viene siendo un trozo de cielo.
A veces la felicidad, puede esconderse tras un pequeño objeto, y no por ello ser pequeña, sino agrandarse tras el como una piramide se esconde tras el punto de su vértice.
La suma de los pequeños momentos es lo que buscamos toda nuestra vida.

miércoles, 1 de octubre de 2008

A veces aun me sorprendo


Nunca lo inesperado contrae tanto un alma como cuando lo que esperamos sucede.
Nadie quiere en el fondo hacerlo, pero todos creemos en falsos idolos que nos comprometen en el reino de los hombres, sucediendose uno tras otro, generando en nosotros la más compleja inequidad que podemos imaginar.
La blasfemia no es más que otro modo de representar una pataleta.