martes, 30 de diciembre de 2008

¡Cielos!


Asombrado se detuvo en la esquina de la calle, ¡Se había olvidado por completo de ella!
No pudiendo reflejar en su cara el puro terror que le invadía, sus músculos faciales desistieron en el intento y se colapsaron de tal modo que solo le permitían expresarse por medio de miradas.
Ojeó la calle y la descubrió vacía por completo.
Recordó la tranquilidad que siempre le había inspirado el único que nunca le fallaba.
Desde entonces observa el cielo, pero ya no ve figuras si mira a las nubes.

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