miércoles, 26 de agosto de 2009

Aquí hay un árbol, aquí hay un río...


De la mano de su padre, nunca sentía miedo mientras le cogiera de la mano. Pero la mañana del día en que se fué le asustó lo que le dijo.
No lo entendió entonces, pero memorizó sus palabras para estudiarlas con el tiempo y llegaría a comprenderlas años más tarde.

-Un día te llevaré a ver el mundo desde dentro, sin las contrariedades que la objetividad nos aporta. Y reconocerás en él la belleza, la sensualidad de lo simple. Descubrirás que formas parte de algo hermoso, y te sentirás orgulloso del sitio donde vives, de los tiempos y lugares en los que te ha tocado vivir.

-No te entiendo papá, no se que me quieres decir y me estás asustando...

-No temas lo que no entiendes, asume que no eres capaz de entenderlo por falta de comprensión, no de sentido.

Luego desapareció, y él repasó una y otra vez esta última conversación, hasta que entendió que no era una despedida. Desde entonces lo espera.

1 comentarios:

Javier Suárez Candel dijo...

uaaa, yeah tio. Esa soledad, esa no soledad. gracias.