martes, 9 de junio de 2009

¡Agua!


Arrancandose de la cama, se deslizó por el suelo hasta la cocina. Necesitaba beber algo, la noche había sido muy dura.
Recordaba casi todo lo ocurrido, pero con cierta borrosidad...
Ayer era otra persona, algo había cambiado en él y no conseguía recordar o darse cuenta de qué.
Se miró al espejo, encontrándose normal. Se revisó el cuerpo de arriba a abajo y no encontró nada extraño. Se sentía diferente, pero no alcanzaba a encontrar tal diferencia.
El recuerdo de un momento amargo a veces es mejor que el olvido de uno dulce.

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